As a result of the two referenda on sovereignty held in 1980 and 1995, Quebec has somehow become something of a figurehead for western democracies. It represents a modern developed state seeking national independence, not in time of war or because of serious political oppression, or to end colonial dependence in its territory or rid itself of an antidemocratic political system, but rather and above all by taking this path for cultural, identity, linguistic and economic reasons. In this regard, and notwithstanding the fact that both referenda failed to bring independence, it is still fair to grant the Québéquois nation a pioneering role in terms of recognising the right of minority nations to secede. In adopting this approach, this article looks at the Québéquois process of accessing sovereignty and the lessons that it can offer, in this regard, to a multinational Spain.Como resultado de los dos referenda sobre la soberanía en 1980 y 1995, Quebec se ha convertido en un caso clave entre el resto de democracias occidentales. Se trata de un estado moderno desarrollado que intenta obtener su independencia, no en tiempo de guerra ni debido a una opresión política grave, ni con el fin de poner fin a una ocupación colonial de sus territorios o de liberarse de un sistema político antidemocrático, sino por razones que son, en primera instancia, culturales, identitarias, lingüísticas y económicas. En este sentido, y a pesar de la falta de éxito en los dos intentos de referéndum, la nación quebequense aún debe ser reconocida por su rol pionero en cuanto a reconocer el derecho a la secesión de las naciones minoritarias. Al adoptar este enfoque, este artículo se centra en el proceso quebequense de acceso a la soberanía y en las lecciones que puede mostrar, en este sentido, a una España multinacional.      

Universidad Carlos III de Madrid