El presente trabajo, extractamos el movimiento de reforma de justicia penal neoleonés que, a la postre, fue receptado por la Federación y, consecuentemente, por otras entidades federativas, que a la postre, darían lugar al nuevo paradigma de solución de conflictos penales en México. No hay lugar a dudas de que una nueva política criminal que en el Estado de Nuevo León se desarrolló a partir del año 2003 vino a replantear las estructuras jurídicas donde el Estado se convierte en el garante de la resolución de conflictos de manera pacífica, transparente y restaurativa. En definitiva, estamos ante la visión democrática de un auténtico Estado de Derecho. Asimismo, asistimos a la refundación de las instituciones de seguridad, tales como las policiales, las cuales se orientan al cumplimiento de tres ejes rectores, indispensables en la relación ciudadano-estado. Aludimos a la observancia de la legalidad, la dignidad y la racionalidad. En conclusión, los nuevos paradigmas de la seguridad y la justicia observan lo preceptuado por Mantovani, quien entiende que, en un estado civilizado no debería haber ni amigos ni enemigos, solo inocentes y culpables.

Universidad de Guadalajara